
Origen de los relojes solares
Una de las preocupaciones más antiguas de la humanidad ha sido la de medir el tiempo. Observar los ciclos en el movimiento de la Luna, las estrellas y el Sol nos permitió ordenar y dividir este elemento que, paradójicamente, parece indefinible. El primer instrumento medidor fue el reloj de sol, también llamado cuadrante. La idea primitiva fue sencilla: utilizar la sombra proyectada por un palo –sombra que se mueve en sentido opuesto en el curso aparente del sol– durante todo el transcurso desde la salida y hasta la puesta del sol. Se cree que estos descubrimientos tuvieron lugar en diferentes partes del mundo de forma simultánea. No existe consenso histórico sobre el origen de los relojes solares, a pesar de que parece que las primitivas civilizaciones, aquellas tribus establecidas a las proximidades de los ríos –los egipcios en el río Nilo y los mesopotámicos en los ríos Tigris y Éufrates– avanzados en astronomía científica y matemáticas, empezaron a perfeccionar los métodos de medida del tiempo. Algunos autores atribuyen el invento al pueblo de Caldea en 3500 a.C.; otros lo asocian a los egipcios. De estos, pasaría a Grecia, después a Sicilia, y finalmente a Roma, donde se perfeccionó y se extendió por todos los pueblos de la cultura moderna.
Tipo de horas y tipos de tiempos
En según qué pueblos y según qué épocas, la división del tiempo se repartía de diferente manera. En un primer momento, existieron las horas irregulares, que dividían el día en partes iguales y es sabido que ningún día es igual, puesto que las horas de luz se acortan o alargan dependiendo de la estación. De divisiones hubo muchas; 12, como las horas romanas o 24, como las horas históricas. También existieron las horas mallorquinas. Así funcionó todo hasta el Renacimiento.

No será hasta finales del siglo XV y XVI que los relojes de sol tal y como los conocemos ahora se esparcen por Europa. A partir del siglo XVI se crean las horas iguales de tiempo verdadero o civil, que son las que tenemos ahora y que marcan los relojes de sol. El tiempo verdadero se deriva del hecho de colocar la busca del reloj de solo paralelo al eje de la tierra. Cada día la hora de sol es diferente según la época del año, porque esta viene marcada por cada vez que el sol está encima del meridiano. El día siguiente vuelve a estar en el meridiano, dividimos este tiempo entre 24 y tenemos una hora solar. Como cada hora es diferente, se tuvo que inventar el tiempo medio, creando el sistema de horas internacional, que es el que empleamos.
Tipo de relojes: el caso de Mallorca
Los cuadrantes solares están constituidos básicamente por una busca que es el elemento que produce la sombra, y por el cuadrante donde esta sombra se proyecta. La busca siempre se tiene que colocar en paralelo en el eje del mundo, Sur-Norte. Para que el reloj de sol sea matemático hace falta la observación de una serie de reglas y la solución de un número de cálculos que no están al alcance de todo el mundo. Cada reloj varía, según el punto justo donde está situado. Según la orientación que tengan, los relojes corresponden a cuatro tipos principales: ecuatorial, paralelo en Ecuador; horizontal, paralelo al horizonte; vertical orientado, donde el plan es perpendicular al horizonte y está situado en dirección Este-Oeste y finalmente el vertical declinante, donde el plan es vertical pero orientado oblicuamente en dirección Este-Oeste.
En Mallorca se sospecha que existen más de mil relojes de sol, entre antiguos y modernos. Los siglos XVIII y principios del XIX se consideran los de máximo esplendor. Se cree que es uno de los lugares de Europa con más concentración. La mayoría de los relojes de sol encontrados en la isla son de tipo vertical. Estos están instalados perpendicularmente en la pared y no pueden registrar todas las horas de sol, puesto que su orientación los limita. El máximo tiempo que pueden ver el sol –y solo durante el verano– es de doce horas. Por lo tanto, el horario marcado siempre es de doce horas.
En cambio, los relojes planos u horizontales pueden marcar todas las horas solares, puesto que en poder orientarse cómo quieran, la busca puede encontrar el solo todo el tiempo. En cuanto a los verticales orientados, los podemos distinguir al encontrarse en los chaflanes de las fincas, o en los tejados, porque son orientados hacia mediodía. Los verticales declinantes, en cambio, los encontramos insertados a las fachadas de las casas y están hechos de estucado de mortero de cal, esgrafiado o pintados, y suelen ser de mayores dimensiones que los orientados. Este reloj que observamos delante, pintado en la fachada de la antigua vicaría y datado del 1886, es un ejemplo de vertical declinante con numeración arábiga.
