
Marratxinet es el núcleo de población más antiguo del municipio, hasta final del siglo XVII, fue considerado el casco urbano, momento en que se empezaron a establecer varias posesiones alrededor de las cuales se irían desarrollando otros asentamientos. A mitad del siglo XX, a raíz de estos cambios, recibió el actual nombre, puesto que hasta entonces había sido denominado Marratxí. Etimológicamente, la palabra Marratxí tiene varios orígenes árabes: como derivado mozárabe de barraca, del vocablo árabe Marrksi o de la palabra Marruqush. Posiblemente en este núcleo se ubicaba el templo de la primera parroquia que hubo en el municipio, Santa Maria de Marratxí. Se cree que esta iglesia se construyó durante el siglo XIII, a pesar de que no se han encontrado los restos.
Se trata de una aldea de gran valor donde podemos encontrar una buena muestra de la arquitectura popular mallorquina, como algunas casas campesinas restauradas y numerosas casas sencillas de los siglos XVII, XVIII y XIX. El casco urbano propiamente dicho solo consta de una calle original, la calle de Sa Font, alrededor del cual se agrupan los elementos más destacados.
Sa Font de Marratxinet
Fuente pública que data probablemente de finales del siglo XVII, insertándose dentro del barroco. Está formada por un cuello de cisterna hecho de marés y tiene una profundidad de 6,6 metros. Hechos de piedra calcárea, al lado podemos observar una pica y un abrevadero, para que los animales de carga, como los caballos o los asnos, pudieran beber.

Se decía de esta fuente que proporcionaba agua “muy floja”. El 1964 un pozo abierto por un vecino a las proximidades la dejó seca, y por ese motivo se solicitó la cooperación de la Diputación Provincial para hacerla más profunda, a pesar de que actualmente se encuentra seca. Consta en todos los inventarios de bienes del Ayuntamiento de Marratxí y en el Catálogo de elementos de interés artístico, histórico, ambiental y patrimonio arquitectónico.
Oratorio
El oratorio, depende de la parroquia de Sant Marçal, se construyó en la década de 1940, aprovechando la casa ya existente de ca’n Monjo, y con la ayuda económica del pueblo así como de los señores de la posesión de Son Sales. De estilo historicista o también llamado romanticismo, procura recuperar la arquitectura de tiempos pasados. Se trata de una pequeña y sencilla capilla con portales de piedra y ventanas en forma de óculo. Se construyó por la necesidad de tener un nuevo lugar de culto cuando las últimas monjas que habitaban el convento de Marratxinet se trasladaron, sustituyendo así el anterior y desaparecido oratorio de monjas blaves de los años 20.


Y es que, mientras tanto, para asistir a los servicios religiosos se tenía que desplazar hasta Sant Marçal, la parroquia por excelencia de Marratxí, o a Santa María del Camino. Sobre el portal principal vemos la inscripción “Domus Dei” o “Casa de Dios” y sobre el portal lateral podemos leer “Domus Orationis” o “Casa de oración”. Arriba remata una espadaña con campana y cruz de hierro.
Convento de Ca ses Monges
Originariamente conocido como ca’n Fullana, posteriormente se convirtió en un antiguo convento de monjas franciscanas datado en el siglo XIX. Esta comunidad religiosa empezó su actividad en Marratxinet el 1929, construyendo la única escuela para los niños de la zona. Poco a poco se fueron ampliando las construcciones y sus funciones hasta convertirse en una casa de espiritualidad, una escuela de monjas y la escuela pública. Aportaba mucho movimiento a la aldea, puesto que era lugar de reuniones y encuentros.
Tejas pintadas Ca’n Vador
Si observamos el voladizo de la casa de fachada, llamada ca’n Vador –que en un tiempo alojó la antigua casa consistorial de Marratxí– encontraremos una manifestación de lo que se conoce como “tejas pintadas”. Entre los siglos XVI y XIX en Mallorca se tenía la costumbre de decorar este elemento, utilizado como un espacio para la expresión del imaginario popular. Su origen se remonta a los templos griegos, a la arquitectura románica, al mundo islámico o a la decoración andaluza de cerámica arquitectónica, entre otros.

Las tejas pintadas, no son exclusivas de la isla, puesto que podemos localizarlas en la antigua Corona de Aragón: Pirineos, Cataluña y País Valenciano, en el actual Aragón, así como también en el sur de Francia. Así mismo, manifestaciones parecidas se han ubicado en La Rioja, País Vasco, Castilla la Mancha, e incluso, algún ejemplo emparentado en Chile y en Brasil. En las Baleares, la única isla es Mallorca, con más cantidad en la zona de la Sierra de Tramuntana, pero con representación en prácticamente todos los municipios. Encontramos desde el año 1525 hasta el 1889. Los pueblos más representativos son Fornalutx y Sóller.
En cuanto a la técnica, primero se emblanqueaban en mortero de cal. Estando medio húmedas, se decoraban con diferentes pigmentos minerales: tierra de mangra –óxido de hierro– para el color rojo, carbón para el color negro y óxido de cobre para el color verde, entre otros. Todo este proceso se hacía antes de colocarlas encima del tejado. Hoy en día es difícil observar este emblanqueado a causa del paso del tiempo. Se trata de una técnica poco documentada más allá de los restos materiales. Se deduce que, por la espontaneidad del trazo, probablemente fue realizada por los artesanos y ayudantes que la construían, por lo que la autoría es anónima.

La finalidad de esta expresión decorativa contiene varias hipótesis. Por un lado, algunos autores afirman que sería un añadido simbólico y que se trataría de un ritual protector para defender la casa de malos espíritus, mal de ojos o maleficios en general. Podría ser que formara parte de un rito de coronación, puesto que el tejado es una parte importante de la casa. Otros solo otorgan un significado anecdótico o puramente decorativo. La gran mayoría, coincide y lo relaciona desde un punto de vista religioso.
Estas decoraciones se han localizado en la arquitectura popular, al igual que en las iglesias y posesiones de los pueblos. En los edificios utilitarios, como por ejemplo las bodegas, los palomares o los pajares, no se han encontrado restos.

A ca’n Vador se han llegado a encontrar hasta 20 tejas pintadas de color rojo, a pesar de que, en sus orígenes, todo el tejado debía de estar decorado. Actualmente solo se conservan 17. Estas datan del 1809, tal como figura en una de las inscripciones. La temática es variada y se pueden observar figuras humanas –algunas representaciones de oficios–, animales, motivos vegetales, religiosos o dibujos abstractos.