Fotografía cedida por el CEIP Gabriel Janer Manila
Durante el siglo XVIII, también conocido como siglo de la Ilustración o de las luces, se inicia un nuevo concepto de educación entendida como base de la futura sociedad. Entorno este movimiento de reformismo europeo, encabezado por autores como Jean-Jacques Rousseau, a lo largo del siglo XIX se empiezan a definir las pautas para configurar un nuevo sistema escolar. Y es que hasta entonces el analfabetismo suponía un grave problema, con cifras que superaban más de un tercio de la población española.
Finalmente, a principios del siglo XX se llevará a cabo una reforma pedagógica partes de toda Europa. En España, por primera vez se habla de enseñanza obligatoria y arquitecturas apropiadas a este fin, donde el Estado se compromete a la creación de unos presupuestos específicamente destinados a la creación de edificios escolares. Así, la lucha contra el analfabetismo se convierte en una cuestión de Estado. El gobierno obliga a cada ayuntamiento a construir y conservar las escuelas de primera enseñanza. Para tal cometido, se crea la Comisión de Construcciones Escolares a nivel provincial y se pone en marcha la construcción masiva a partir de unas pautas generales bien definidas.
De estilo regionalista, se define para seguir los principios de arquitectura moderna, donde forma y función van de la mano. Destacan aspectos como la óptima iluminación, las estructuras higiénicas, la buena orientación o el abaratamiento de los costes de construcción a partir de una arquitectura sencilla, compacta y austera, donde los pocos motivos decorativos se utilizan exclusivamente para dignificar la acceso al edificio. Con todo, en 1929 se inauguran la mayoría de nuevas escuelas en Marratxí, suponiendo así un gran hito en la mejora educativa y en la evolución hacia una sociedad mejor.