Esta torre que observamos en la fachada forma parte de un antiguo molino de viento harinero, conocido popularmente como el Molino de ca’n Pere Antoni. Así mismo, muy próximo a este, encontramos también el Molino des Forn, en la calle Jaume Balmés número 7 y 9, y el Molino de ca’n Marçal des Pebre, situado en la calle Albert Castell, número 17. En total, en todo Marratxí, se encuentran ocho molinos de viento harineros. Esta tipología de molinos que encontramos en lo alto de Pòrtol fueron introducidos en Baleares a lo largo del siglo XIX. Aun así, en España parecen datar de principios del siglo XVI. La industria molinera conoció su máximo esplendor en la Edad Mediana, continuando hasta los siglos XVIII y XIX.
La función principal, como bien nos indica la propia palabra molino, que proviene de latín molinum y va ligada al concepto de moler, era la molturación, en este caso concreto, del grano, para convertirlo en harina y finalmente en pan. Así mismo, en otros lugares estos tipos de molinos también eran utilizados para la molturación de la sal. Generalmente se instalaban en aquellos lugares que no disponían de suficiente agua para poner en funcionamiento un molino hidráulico, aquel movido por la fuerza del agua. Eran una pieza clave en sociedades agrarias basadas en un sistema de auto subsistencia. Con el tiempo, la aparición y consolidación de las harineras, entre finales del siglo XIX y el XX, provocó un abandono gradual de los molinos de viento harineros.
En general, la torre del molino no arranca de tierra sino que está encima de una base cuadrangular o, como en este caso, circular, denominada cintell. El cintell podía utilizarse para hacer que el molino quedara a más altura y así recibiera más directamente las corrientes de viento, como almacén para guardar los sacos de trigo o harina o como vivienda de los molineros, dependiendo de su tamaño. Este elemento parece que es exclusivo de los molinos de las Baleares.
En cuanto a la torre, lo más común es que tenga forma cilíndrica, que es la más óptima para enfrentarse a fuertes abanicadas. Es frecuente que el molino tenga dos puertas de acceso, como podemos observar en este caso. Se debe a razones de seguridad puesto que cuando el molino estaba en funcionamiento y era necesario salir o entrar había que evitar acercarse demasiado a las antenas. La historia oral y la documentación escrita nos hablan de frecuentes accidentes. En el interior, encontramos una escalera de caracol de piedra, la cual permitía acceder a la maquinaria superior.
Arriba encontraríamos la cúpula–actualmente desaparecida–, donde está el tejado del molino y que va unido con un eje al antenado, conjunto de antenas que movidas por la fuerza del viento, hacen que la maquinaria del interior se ponga en funcionamiento mediante un trabajo en cadena. El primer paso para su funcionamiento era poner el grano dentro de una caja de madera que se llama tremuja, donde caía por un conducto hacia el ojo de la mola. Las molas eran dos ruedas de piedra de grandes dimensiones que estaban colocadas una encima de la otra, y dónde en medio se trituraba el grano.